Una anécdota es un relato breve de un hecho curioso o divertido.
Generalmente la anécdota se encuentra basada en hechos reales que
suceden en lugares reales y que implican a personas que existen
realmente. Las anécdotas que cuenta mi tía de su juventud son realmente increíbles y sumamente divertidas.
Una vuelta nos contó que hace varios años cuando se casó una amiga y
ella fue su testigo tuvo que sostener al novio que se desmayó justo que
estaba a punto de dar el sí quiero.
De todas maneras, es posible que esa anécdota que surgió de hechos,
personas y lugares reales, con el paso del tiempo y de los boca en boca
sufra algunas modificaciones que terminan por exagerar lo que ocurrió.
Si bien en la mayoría de los casos, las anécdotas disponen de muchísimo humor per se, no son chistes, o sea, tienen una misión de divertir, de despertar la risa en quien las recibe, sin embargo, tienen otras motivaciones como ser: expresar una realidad general, dejar en evidencia el rasgo particular de una persona y el funcionamiento de una determinada institución.
Si bien en la mayoría de los casos, las anécdotas disponen de muchísimo humor per se, no son chistes, o sea, tienen una misión de divertir, de despertar la risa en quien las recibe, sin embargo, tienen otras motivaciones como ser: expresar una realidad general, dejar en evidencia el rasgo particular de una persona y el funcionamiento de una determinada institución.
Por lo antedicho es que se dice que la anécdota se encuentra más cerca de la parábola que de la fábula (composición en verso de la cual se extrae una enseñanza útil o moral).
Recordemos que la parábola es una forma literaria que implica un
relato figurado, el cual, por analogía o semejanza, deriva en una
enseñanza relativa a un tema que no es el explícito, o sea, se trata de
un relato cargado de simbolismos; los evangelios cristianos disponen de
muchísimas parábolas.
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